Introducción

04.03.2015 19:23

Mantener el sistema refrigerado es un factor determinante en la longevidad del equipo así como en el aprovechamiento óptimo de las prestaciones del mismo.

Casi todos los componentes internos del ordenador generan calor cuando están funcionando aunque en mayor medida el/los microprocesador(es), la tarjeta gráfica, el chipset de la placa base, la memoria RAM o el disco duro.

Un equipo bien refrigerado dura más tiempo que otro que funciona a altas temperaturas. Además, dicho sobrecalentamiento puede provocar pérdida de datos e incluso daños en el equipo.

Hoy día existen dos formas básicas de refrigerar un sistema:

Sistemas de refrigeración por aire o sistemas de ventilación. Se encargan de permitir el flujo de aire en el interior de la caja para que la temperatura no sea muy elevada, y esta tarea la realizan por medio de una serie de ventiladores o disipadores del calor que aparecen en el equipo, en aquellos dispositivos más sensibles a sobrecalentamiento (microprocesadores, tarjetas gráficas y chipset) o incluso fijados en la misma caja con ventiladores adicionales.

El ventilador del microprocesador es clave debido al sobrecalentamiento del mismo y suele ser bastante grande. Normalmente la unión del microprocesador con el ventilador se consigue mediante una superficie metálica que contiene un disipador sobre el que se monta el ventilador. Para que esta disipación térmica sea efectiva se suele emplear una sustancia que suele contener plata.